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La utopía suele ser el combustible de la pasión de aquellos que suelen competir en un modelo perfectible como la democracia.
 
Por Martín López Lastra (*), especial para NOVA (*).
 
La Ley de Servicios Audiovisuales es un hecho y, salvo algunas cuestiones que aún son motivo de discusión, 
avanza todo lo referido a la instrumentación. 

Ello incluye la apertura hacia la creación de nuevos medios y, entre ellos, la posibilidad de que los 
municipios cuenten con su propia señal radiofónica.

Mientras se generan los futuros pasos para la habilitación aparecen propuestas basadas en experiencia de 
otros países y otras provincias, donde 

conviven los típicos modelos de radio oficial y algunos alternativos, donde impera y mucho el sentido de 
servicio a la comunidad.

Existe, sin embargo, la posibilidad de un régimen mixto, donde se respete la voluntad popular que designó 
a sus mandatarios comunales, pero sin olvidar la contención que se debe hacer hacia sectores y organizaciones 
que tienen su vida propia, otros ritmos y también otras necesidades que buscan permanente entidad.

Las consultas a varios expertos en política municipal y en producción radiofónica arrojaron como conclusión 
cierta compasión por la presunta "ingenuidad" que puede tener el modelo de medio oficial que, de repente, 
abre generosamente sus puertas para la participación, aún de voces discordantes. 

Sin embargo, la utopía suele ser el combustible de la pasión de aquellos que suelen competir en un modelo 
perfectible como la democracia. Si la convivencia no se puede concretar en un proyecto de limitadas dimensiones 
como una radio, difícilmente pueda pregonarse ese espíritu hacia el resto de la sociedad.

Tras esta necesaria introducción se puede ir de lleno al objetivo general de esta propuesta, que es la de 
convertir a esa eventual radio municipal en un fenómeno de participación para el aliento de saberes y 
capacidades de una comunidad con la mayor perpetuación en el tiempo.

Como en todo proyecto, también existen objetivos específicos y son, entre otros, los de promover la mayor 
expresión de los sectores de la comunidad, haciendo conocer necesidades urbanas, sociales y culturales.

Asimismo, se pretende combinar la representación formal de  una comunidad con la participación de los ciudadanos 
que otorgan esa representación y, también, tener un registro actualizado de saberes artísticos, técnicos y de 
comunicación en general de cada comunidad.

Un modelo combinado donde la gestión incluya a todos los sectores tradicionalmente constituidos y reconocidos 
como sujetos colectivos de expresión, pero también a los sujetos individuales, sin más requisito que su 
condición de vecino del municipio.

En el aspecto ligado a lo oficial, la idea es reservar para administración del municipio ciertos espacios 
horarios, donde la representación política formal dé a conocer aspectos de su gestión y también, por qué no, 
se permita ejercer el derecho a respuesta o a la aclaración de aquellos reclamos o informaciones proporcionadas 
en los espacios reservados para la producción comunitaria. Por ejemplo, problemas en barrios, necesidades y 
expectativas de los vecinos. Obviamente aquí empieza algo de lo utópico señalado anteriormente.

Pero al complementar el modelo oficial, la idea es la de apuntar hacia un modelo de radio esencialmente 
democrática, pluralista, y que contemple lo representativo, pero, por sobre todas las cosas, que se sienta 
directamente vinculada a la comunidad o comunidades de un distrito, a través de una gestión municipal de 
criterio muy amplio que promueva la participación pero también la generación de contenidos, programación y 
la realización técnica.

Para ello se debería contar con el compromiso de todos los sectores dependientes del Estado y también de las 
organizaciones no gubernamentales, aquellas que políticamente se pueden designar "entidades de bien público" 
u "organizaciones libres del pueblo"

El gran desafío estará, y bienvenido sea, en administrar vivencias y opiniones y expectativas que puedan 
generarse desde escuelas, clubes, los distintos credos, los centros vecinales, los sindicatos y los ciudadanos 
de cada comunidad, en general, a través de una gran contención.

Aquí es donde se pone a prueba la capacidad de ejecución de la dirigencia política en general que tendrá, por 
caso, en una radio una muestra de su ingenio y creatividad.

Para esta propuesta es indispensable, en la convocatoria, la credibilidad que pueda demostrar el intendente 
municipal, pero complementada por la acción de quien sea el encargado del área de Cultura (sea secretario o 
director), quien, con el apoyo de las delegaciones municipales o similares, deberá concretar tal convocatoria 
con la apertura de un registro de aspirantes para la cobertura de distintas áreas. En el caso de una radio, 
con técnicos, operadores, periodistas, productores, músicos, creativos y demás actividades.

En el área de cultura se ejercerá la selección de aquellos que puedan cumplir con los mínimos parámetros de 
calidad. Pero será una selección no exclusiva, dado que, quienes no estén aún aptos, pueden, a través del 
municipio, completar cursos de capacitación a través de convenios con distintas entidades de radiodifusión 
o facultades o escuelas superiores de comunicación.

De esta manera se contará con un registro permanente de quienes participan efectivamente y de sus eventuales 
aspirantes para destinarlos, eventualmente, a las actividades propias de la puesta en el aire.

Aquí viene tal vez la mayor expresión de deseos de lograr una radio íntegramente activada por integrantes 
de la propia comunidad. Los hijos de trabajadores, comerciantes y profesionales como técnicos y periodistas 
que ponen en marcha este proyecto de comunicación participativa. Donde también músicos y cantantes locales 
diseñen la musicalización íntegra de la radio. Desde un guitarrista hasta un coro. Todos aportan al gran 
proyecto.

La idea no es lograr sólo una radio de calidad a futuro, sino un proyecto de calidad participativa con 
la mayor inclusión posible.

Y con la mayor apertura y generosidad posible de parte de quienes gobiernan. A tal punto que podrían darle 
entidad a quienes tal vez, luego, formulen críticas a su administración o sean canales de información que 
no sea de una coyuntura política grata. Donde la cuota de ingenuidad compita con los grandes desafíos que 
deparan a quienes pretenden ser estadistas.
 
(*) Licenciado en Comunicación Social (UNLP).
FUENTE:Hacia un modelo de radio participativa http://bit.ly/q6nHPb
Via Yimber Gaviria, Colombia

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