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Corea del Norte es el país más aislado del mundo, sometido a la férrea dictadura de Kim Jong Il. Un país de 24 millones de habitantes donde criticar al gobierno se castiga con la ejecución.
En un país al que no llega prácticamente información del exterior, una de las pocas ventanas al mundo se llama Radio Free North Korea, una emisora clandestina ubicada en Corea del Sur, formada por refugiados norcoreanos.
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Escuche la crónica de Ana Fuentes
El paralelo 38 separa dos mundos opuestos: mientras Corea del Sur es el país más conectado a la Red del mundo, una sociedad ultra tecnológica, Corea del Norte vive sin más información que la propaganda. Desde que terminó la guerra entre ambos países, en 1953, éstos están prácticamente incomunicados entre sí: no hay líneas telefónicas, ni servicio postal, ni vuelos. La excepción es Radio Free North Korea, que emite cada día durante cinco horas desde un piso en Seúl al reino eremita.
El gobierno surcoreano estima que en su territorio hay 20.000 desertores norcoreanos. En 2004, un grupo de ellos fundó esta radio para hablarle a sus compatriotas de democracia, derechos humanos y de cómo los fugitivos comienzan una nueva vida. En el Norte, escuchar estos programas está castigado con la cárcel. Aun así mucha gente se arriesga. "Es ilegal tener una radio en Corea del Norte, pero sí se permiten los reproductores de CD con el dial bloqueado", como explica Jin Sun Rak, el director de la emisora. "La gente que tiene algo más de dinero y puede comprarlos se las ingenia para liberar los canales. Si te agarra la policía o los espías del gobierno, o bien vas a la cárcel cuatro o cinco años, o bien te declaran prisionero político y vas 10 años a un campo de reeducación con trabajos forzados".
Antiguo oficial de propaganda, en los años 90, Jin Sun Rak sintonizó por casualidad una emisora del Sur. Se le rompieron todos los esquemas al comprobar, dice, el gran engaño en el que vivía. Kim Jong Il, el líder de su país aparecía como un sátrapa que llevaba una vida llena de lujos a costa de la sangre y las hambrunas de su pueblo. Jin fue descubierto y detenido y en 1996 huyó de Corea del Norte saltando del tren que le llevaba a su ejecución. Cruzó a duras penas la frontera con China y tuvo que alimentarse de raíces durante un tiempo. Cuando por fin consiguió llegar a Corea del Sur, fundó esta radio. "Los norcoreanos tiene derecho a saber cuál es la situación real. Viven como animales, bajo los designios de Kim Jong Il. Queremos mostrarles lo que es una sociedad democrática, decirles la verdad", subraya.
Los reporteros informan a los norcoreanos sobre el mundo exterior y también sobre lo que ocurre en su propio territorio. Radio Free North Korea fue la primera en hablar de las revueltas que suscitó la repentina revaluación de la moneda en diciembre de 2009: entonces ciudadanos enojados quemaron pilas de billetes y aparecieron pintadas y octavillas criticando a Kim Jong Il, según la web surcoreana Daily NK. Doce personas fueron ejecutadas, informó el diario surcoreano Chosun Ilbo. Nada de esto apareció en los medios de Corea del Norte, pero sí en esta radio. Es difícil medir el impacto que tuvo, aunque según su personal, que hizo una encuesta entre 1.000 norcoreanos residentes actualmente en el Sur, el 16 por ciento escuchaba la emisora cuando estaba en Corea del Norte.

Red de informadores
El funcionamiento de Radio Free North Korea es precario y, a la vez, complejo: Trabajan con una red de informadores, doce en total: soldados, profesores, familiares y amigos, a los que les proporcionan un teléfono y una grabadora. La financiación viene en gran parte de un organismo estadounidense: la National Endowment for Democracy. "Nuestros informadores están en la frontera con China y usan móviles chinos para hablar con nosotros porque en la frontera llega la señal. Tenemos gente que cuenta con tres teléfonos por satélite en la capital, Pyongyang. Los usan por la noche, con total discreción. La cuenta la pagamos desde aquí", cuenta Jin Sun Rak.
Ser sorprendido con un teléfono satélite está considerado como una de las mayores ofensas a la patria y por tanto castigado con pena de muerte. Las grabadoras con testimonios las envían al sur a través de comerciantes que cruzan habitualmente la frontera a cambio de una comisión. El riesgo es patente: hace cuatro años, varios informadores dejaron de responder al teléfono y en la radio temen que hayan sido encerrados o incluso ejecutados.
"Creo que hace años, el 10 por ciento de la gente creía en el régimen de Kim Jong Il. Ahora prácticamente todo el mundo sabe que es un tirano y que su poder se basa en un control estricto, en la disciplina militar, impuesto por la fuerza. Antes de los 90, cuando la gente no moría de hambre, el que criticaba a Kim Jong Il era directamente ejecutado. Hoy las condiciones de vida son tan duras que son muchos los que le critican, desean que se muriese. Siempre lo dicen en secreto, en familia, cuando nadie puede escucharles, claro".
Naciones Unidas alertó hace unos días de que Corea del Norte sufre una escasez crónica de alimentos. Seis millones de personas, es decir, una cuarta parte de la población, necesitan comer urgentemente. El invierno ha sido tan duro que muchas cosechas se han echado a perder, empeorando la situación.
Jin Sun Rak estima que hoy día entre el 20 y el 30 por ciento de los norcoreanos quiere huír. Los que tienen algo de dinero, en busca de una vida mejor. Los más desfavorecidos, porque prefieren arriesgarse a que les disparen en la frontera antes que seguir pasando hambre. Jin ha conseguido traer a su mujer e hijos al Sur, pero sus hermanos y hermanas siguen en el Norte. Él teme por su seguridad si el régimen descubre que tienen un pariente en la radio. "El sentimiento más fuerte que tengo después de llevar aquí tres años es lo estúpido que fui por creer en el régimen norcoreano durante tantos años", confiesa apesadumbrado. "Siento rabia al ver la vida que llevaba allí, como miembro del Partido comunista norcoreano. Todo esto lo estoy haciendo por una única razón: estoy tan enfadado conmigo mismo, por mi pasado que quiero informar a los norcoreanos que viven como animales, en la ignorancia. Aquí he experimentado de primera mano lo que es la democracia y por qué la dictadura es nefasta".
FUENTE:La ventana al mundo de los norcoreanos http://bit.ly/igTnzn

Via Yimber Gaviria, Colombia
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