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Quito: Ecuador
 
La iglesia de Chillogallo presenta un recorrido histórico por la radiodifusión quiteña. Se recrea la importancia de la radio en la ciudad, entre 1935-1960.
Luis Alberto Mejía, de 85 años,  mira fijamente la vitrina de cristal que exhibe un radio Philips de 1925. El aparato rectangular tiene dos grandes perillas  y un dial con  nombres de ciudades.

El 'Omoto' Mejía, como le decían sus amigos,  recuerda la noche del  12 de febrero de 1949, mientras aprecia la exposición 'Con ustedes… la radio en Quito, 1935-1960',  en la iglesia de Chillogallo, en el  sur.
 
"Solía ir con mi mujer al Teatro México, de Chimbacalle. Esa  noche veíamos una película mexicana, cuando  sin explicación se  encendieron las luces y se suspendió la función. Un vecino gritaba en la calle  que los marcianos estaban en  Quito".

Muchos quiteños escuchaban  el relato de 'La guerra de los mundos', H. G. Wells, en la voz grave del locutor Raúl López.  La serie era difundida por Radio Quito. La gente se convenció de que los marcianos, con poderosas armas,  habían aterrizado en el sector de  Cotocollao.

Mejía recuerda   que tras el temor de la gente,  Radio Quito aclaró   que 'La Guerra de los mundos'  solo era una  adaptación    radiofónica  de la novela de Wells. La gente, enojada, ocasionó el incendio de las instalaciones de  EL COMERCIO, donde operaba la radio.

El episodio, en el cual murieron siete personas, también quedó grabado en la memoria de Gonzalo Portugal, actor, locutor y guionista. Él y Eduardo Alcaraz actuaron como sobrevivientes en ese radiodrama. "Tuvimos que escondernos dos o tres semanas hasta que la gente se calmara".

Este y otros momentos emblemáticos de  la radiodifusión quiteña  de principios del siglo XX  se recrean en  la antigua iglesia de Chillogallo, restaurada hace dos años por el Fonsal. La exposición 'Con ustedes… la radio en Quito, 1935-1960' presenta,  en  389 m2,  un recorrido histórico de la radio en la ciudad.

A finales de los años cuarenta,  las marcas de radios como  Philips, Telefunken, Philco se vendían en los almacenes del centro. Por el norte,  el sitio más alejado de Quito era la  Colón y, por el sur, Chimbacalle. Era una ciudad apacible, unida a la radio y al ferrocarril de Alfaro, que daba vida a la estación de Chimbacalle.

La antropóloga Victoria Nobillo,  del Museo de la Ciudad, explica que, con el historiador  Hernán Ibarra,  hicieron una investigación  de seis meses   para documentar la muestra. Allí se   ven    12 radios de 1925 a 1940,  46 cédulas ilustrativas, audios de la época,   videos interactivos, un auditorio de grabación...
 
Las radios de madera lustrosa  lucen  bien conservadas y  miden cerca de 60 cm.   Los visitantes  tienen la oportunidad de convertirse en   técnicos de sonido, locutores y actores de radionovelas. Según el mediador de la muestra, Santiago Aguilar, esta sección  es la que más disfrutan   los niños.

Como  Sharon Gómez, alumna  de 9 años. Ella y 35 compañeras -del quinto grado  de  la escuela  Marquesa de Solanda-    rieron   el pasado jueves, cuando el guía  improvisaba una radionovela.

Tres micrófonos, dos filas de bancas dispuestas como en un teatro, y de fondo una cortina,  recrean  los auditorios donde se escuchaban  los capítulos de radiodramas como 'Éxodo', 'El gato' o el  'El  derecho de nacer', famosa producción radial, del cubano Félix Caignet, que fue adaptada, dirigida y actuada por Gonzalo Proaño y Alma Nury, en 1951.
 
Seis estudiantes acompañaban un  relato produciendo sonidos de caballos, disparos  y hasta una pelea de box ; lo hacían usando dos cocos, tablas, papel celofán y un par de almohadas.

Al final de media hora, Sharon, quien protagonizó un programa de chistes y fue premiada, recordó que su abuelo Aurelio le contaba  sobre la radio de antaño. Como él,  seguramente Luis 'el Omoto' Mejía también relatará a sus nietos lo vivido aquella noche del 19 de  febrero en Quito, donde por unas horas, la capital creyó ser visitada por seres de otros mundos.

Punto de vista  Gonzalo Proaño / Promotor cultural
La  radionovela  fue un éxito en Quito

A los 11  años interpreté al  personaje  Albertico Limonta  en la radionovela 'El derecho de nacer', que mi padre Gonzalo Proaño adaptó, dirigió y actuó junto a mi madre, Haydé Ruiz, cuyo nombre artístico fue  Alma Nury.

La producción fue transmitida por Radio Nacional  Espejo. Tuvo tanto éxito que, como cito en el libro de Margarita Guerra 'Testimonios del radioteatro en Quito', ante el anuncio de que se suspendía,  una multitud se aglomeró a las afueras de la radio quiteña  para reclamar  su emisión. Una empresa internacional de bebidas había comprado los derechos de la novela  para transmitir la versión cubana.

Esta firma llegó a un acuerdo con  la empresa Colgate-Palmolive   para auspiciar en conjunto la versión de la radio novela en la cual  actuaban Gonzalo Proaño y Alma Nury.
 
Via Yimber Gaviria, Colombia

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