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 Jueves 22 de Marzo de 2012

Por Carlos Blanco
En toda la discusión que se registró en los últimos meses en torno a la reforma del artículo 24 constitucional, relacionada con el proyecto de la Iglesia Católica de anular preceptos jurídicos que le impiden ser concesionarias de radiodifusoras y televisoras y de impartir religión en los planteles de educación pública, hubo finalmente dos ganadores: el Estado Vaticano y el senador priísta Manlio Fabio Beltrones.
La Iglesia Católica porque tal y como va evolucionado el proceso legislativo es seguro que después de que culmine la gira de Benedicto XVI por el estado de Guanajuato, que el Senado de la República apruebe una reforma al artículo 24 que le permitirá a la jerarquía católica y a las demás asociaciones religiosas impartir el culto en lugares públicos sin la previa autorización de la secretaria de Gobernación.
Y el legislador Beltrones se anotó un triunfo porque finalmente como el hombre fuerte del senado, logró una reforma del artículo 24 en el que si bien se reconoce la "libertad religiosa", tal y como lo demanda la Conferencia del Episcopado Mexicano, cabildeó con los demás senadores de las distintas fuerzas partidistas para que se eliminará el compromiso que habían asumido los diputados, tanto del PRI, como del PRD y del PAN, con la jerarquía católica, de revisar en forma posterior los artículos 3º, 5º , 27º y 130º para consumar en un tiempo perentorio lo que el Vaticano denomina como libertad religiosa que para el clero se logrará cuando se deroguen, entre otros preceptos, el artículo 16 de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, promulgada en julio de 1992, que impide que las asociaciones religiosas y los ministros del culto posean o administren estaciones de radio y televisión.
La Iglesia Católica está consiente de que logró un avance sustantivo, no en vano tiene más de dos mil años de experiencia política. En todo este proceso que se llevó la reforma al artículo 24, jugó con los intereses de los diferentes grupos y corrientes de las dos principales fuerzas partidistas.
Primero negoció con el candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, para que sus principales operadores al interior de la Cámara de Diputados, como Francisco Rojas, el hombre más poderoso de la fracción del PRI y Emilio Chuayffet, cabildearan con los legisladores del PAN y del PRD, las modificaciones al artículo 24, de tal manera que estas se realizaran antes de la visita del Papa Benedicto XVI, de tal modo que los cambios a la Constitución se le entregarán al jefe de la Iglesia Católica como un obsequio a cambio de que en forma posterior el clero respaldara desde el púlpito la campaña presidencial del partido tricolor.
Sin embargo, como los legisladores del PRI no manifestaban mayor interés en la reforma al articulo 24, la jerarquía católica amenazó a los priístas con no apoyarlos en el proceso electoral y recurrir al presidente Felipe Calderón para que operara la reforma, por esa razón Peña Nieto volvió a instruir a sus operadores en el recinto de San Lázaro para que le dedicaran mayor interés al asunto y aceleraran el proceso.
Durante las negociaciones en Comisiones los diputados del PAN buscaron hacer de mayor calado la reforma y plantearon la necesidad de hacer cambios a los artículos 3º, 5º, 27º y 130º para allanar en forma posterior el camino a los cambios en la Ley de Asociaciones Religiosas. Sin embargo, los legisladores priístas, al fin un tanto más experimentados y conocedores de la historia que consumó la separación entre el Estado y la Iglesia, negociaron incluir finalmente el tema de la libertad religiosa y comprometer en la minutan la revisión en forma posterior de todos los artículos que tiene que ver con la relación entre el Estado y la Iglesia Católica.
Al presentarse ciertas resistencias con la fracción del PRD, que encabeza el diputado Acosta Naranjo, integrante de la corriente de los "Chuchos", lograron convencerlos bajo la promesa de entregarles la presidencia de la mesa directiva de la Cámara de Diputados. La oferta fue muy tentadora y obviamente los chuchos accedieron. Aunque, en el proceso de negociación el diputado Chuayffet, le solicitó al diputado Acosta Naranjo, entre otras cuestiones, que al frente de la coordinación de Comunicación Social, quedará su hombre de confianza Octavio Mayen. Cerrado el trato y ya siendo presidente de la mesa directiva Acosta Naranjo, la reforma al artículo 24 se consumó, con ciertas irregularidades en Comisiones, a mediados de diciembre del año pasado.
Pero he aquí que el legislador Beltrones, cuando arribó la propuesta aprobada por los diputados, se puso muy abusado para renegociar la reforma con la jerarquía católica y con gran sensibilidad demostró oficio político, imponiendo el ritmo al proceso y recordando a la Iglesia Católica que no es tan sencillo revertir cambios a la Constitución Política del Estado mexicano. Y que ya habrá oportunidad de emprender nuevas negociaciones de gran calado cuando él se convierta en el presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados en la 62 legislatura.
Muy listo Beltrones. Primero quiere ver por al vía de los hechos que la Iglesia Católica apoya la campaña presidencial del PRI y ya luego valorará si a la jerarquía católica se le paga por sus servicios accediendo a cambios legislativos para que la Conferencia del Episcopado Mexicano pueda operar estaciones de radio. De TV está en chino y la Iglesia lo sabe.

Via Yimber Gaviria, Colombia

 
 

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