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 Por: TEXTOS. JIMENA Núñez LaRrAíN FOTOS. benjamín james | 01/04/2012


El 19 de marzo de 1962, Mauricio Aira, Jerjes Justiniano, Víctor Aguilar Dorado, Alfonso Rojas Moncayo, Gladys Ferrufino de Peralta, César Ledo Cáceres, Antonio Torrico, Luis Montes de Oca, Raúl Cardona (recientemente fallecido), y otros radialistas nacionales fundaron en Cochabamba, la Federación de Trabajadores de Radio y la televisión (Festratev).

Hace unos días, Festratev cumplió 50 años de vida y celebró el Día del Trabajador de Radio y Televisión. En un acto especial en el teatro Achá, destacados radialistas fueron distinguidos y homenajeados por su amplia labor.

¿Pero qué se sabe de su entrega, su sacrificio y sobre todo de su vocación radialista? Una pasión que los cautivó por más de cincuenta años... y los llevó a enfrentar limitaciones e incluso pusieron sus vidas en riesgo, simplemente por el hecho de ser la voz detrás del micrófono; pero, también vivir momentos de dicha y alegría; memorias que merecen ser recordadas.

Breve Historia de la radio

La creación de la primera estación de radio en Bolivia estuvo a cargo de los hermanos Costas en 1927, que al cabo de un período experimental de dos años le dieron el nombre de Radio Nacional de Bolivia. Posteriormente apareció en Sucre Radio Chuquisaca.  

Estos "nuevos" instrumentos de comunicación comenzaron a requerir equipos de redactores, locutores y operadores. 

Ambos medios fueron el apoyo del Estado frente a la agresión paraguaya cuya propaganda fue contrarrestada. De este modo antes, durante y después de la Guerra del Chaco (1932-1935) Radio Nacional fue el Centro de Propaganda y Defensa que difundió la información oficial sobre el conflicto. Luego surgió la Radio Illimani, la misma que nació en pleno conflicto con una mayor potencia en sus antenas, merced al apoyo que brindaron empresarios mineros; de tal modo que pudiese alcanzar a la mayor parte de la extensa geografía boliviana.

Durante casi 30 años se fueron multiplicando las radioemisoras sin que existiera un solo sindicato para hacer valer los derechos del conjunto laboral hasta que los cambios ocurridos por efecto de la Revolución Nacional del 9 de abril del 52, dieron como resultado la aparición de comités sindicales que 10 años más tarde, explican la institucionalización del ente sindical denominado Federación de Locutores y Operadores de Radio que agrupó a comunicadores, libretistas, locutores, reporteros, discotecarios, administradores, relatores deportivos, publicistas y auxiliares, que convirtió de a poco la actividad de simples aficionados en profesionales. 

LAS VOCES PERSEGUIDAS

Alfonso Rojas Moncayo inició su vida de radialista a sus 20 años en la radio Nacional, perteneciente a la Federación de Trabajadores de Aeronavegación; y como era de esperarse su impulso juvenil lo llevó a destacarse en el departamento de Prensa, que lo llevó a convertirse en un empleado polifuncional. "Hacía de todo... redactor, reportero y presentador de servicios informativos", asegura.

Para este radialista una de las facetas que recuerda más es la cobertura noticiosa, y es que en 1955 no existían las comodidades de ahora; por ejemplo: tenía que acudir a cubrir la noticia pero para dar la información tenía dos opciones, la primera llamar por teléfono, si es que tenía la suerte de encontrar un aparato y además tener la suerte y la paciencia de esperar por lo menos 10 minutos para encontrar línea libre, o ir corriendo de vuelta a la radio para dar la primicia.

En 1960 Rojas Moncayo asumió la dirección de Radio Nacional de Huanuni, cargo que ocupó hasta 1965 fecha en la que las Fuerzas Armadas ocuparon violentamente el centro minero con la orden de detener y deportar al director de la radio.

"Salí escondido en una ambulancia, junto a otros dirigentes, me rechazaron el asilo en Chile; tuve que volver a Oruro y de ahí idear mi escape, oculto en un vagón de madera rumbo a la Argentina". 

El apellido Rojas Moncayo estaba muy ligado a los movimientos sociales de las zonas mineras, sin embargo confiesa que él nunca fue la cabeza ideológica detrás de dichos movimientos sino que simplemente era la voz detrás del micrófono.

El año 1967 Alfonso Rojas Moncayo volvió a Bolivia y empezó a trabajar y dirigir la radio "Amboró" hasta 1972. 

EXILIADO EN SUECIA

No muy lejos de esta narración fue lo que vivió Mauricio Ayra Flores Reyes, quien era una de las voces más reconocidas de la Radio Pío XII.

Su historia se inicia en Potosí, precisamente en la radio Potosí ... "La voz de la montaña de plata, con un espacio dirigido a público infantil denominado Cajita Musical". 

Por designios del destino y una que otra mentira piadosa, Ayra asumió funciones laborales en la radio Amauta, dirigida por Genaro Saavedra, en La Paz.

"Allí trabajaba de locutor, actor de radio teatro, receptor de avisos y reportero. Es decir un empleado múltiple" afirma. 

Él había adquirido una de las primeras grabadoras y por ello cubría las fuentes más importantes de aquel entonces, entre ellas el Palacio de Gobierno, la Cancillería, Congreso. "Era un periodo bueno, tenía buenos contactos y me respetaban" recuerda Ayra.
Incluso llegó a dar la voz de mando en la Asociación Boliviana de Radio Difusión. Pero, en 1981, por mandato del expresidente García Meza fue apresado y desterrado. 

Salió del país con un pasaporte de hoja, con salida sin retorno, "nunca supe cuál era la razón de mi exilio, simplemente existía la orden de dejar el país. Así lo hice y nunca más retorné... ya son 30 años de aquello".

Entre los recuerdos más gratos se encuentran la primera y única maratón realizada en días previos a la Navidad, en la década de los 70, con 68 horas de trasmisión ininterrumpida para recaudar fondos juguetes y víveres para niños pobres.

LA VOZ ROSA DE LA RADIO

Gladys Ferrufino de Peralta inició su idilio con este medio de comunicación cuando apenas tenía 14 años.

"Me gustaba ir a cantar al programa 'Hora Infantil', conducido por Víctor Veltsé, en la Radio Popular; un día me invitaron a entrar a cabina y desde entonces no pude dejar de hacer radio", asegura. 

Ferrufino se caracterizó por ser la radialista más joven y poco a poco se dio a la tarea de producir su propio programa 'Mundo de Actualidad'. "Esta revista me sirvió para identificarme con las radioaficionadas, colocaba música, brindaba recetas y tips de belleza", recuerda Gladys.

"Tenía mis seguidoras, quienes se daban un tiempito para ir a la radio y conocerme en persona. Ellas tenían mucha curiosidad y se acercaban a platicarme", recuerda Ferrufino.

En aquel entonces los locutores debía- mos hacer de todo, incluso manejar los equipos, puesto que en varias oportunidades no había nadie para colaborarnos.

Luego de 62 años de actividad dejó la cabina radial; "fue una decisión muy difícil puesto que toda mi vida había trabajado en esa área. Amé y amo la vida que viví gracias a la radio, aunque no era bien retribuido", asegura Ferrufino.  

EL ARTE DE LA RADIO

Cuando apareció la televisión, en 1948, se pensó que la radio iba a acabarse; sin embargo, esto no sucedió, sino que, por el contrario, se hizo cada vez más fuerte, y sigue activa hasta nuestros días, llegando a un sinnúmero de personas que no pueden ver ni leer, así como a otras tantas que, en sus labores cotidianas, buscan la compañía sonora de la radio.

Es en medio de esta época de lujo que surgieron varios proyectos y entre ellos el que mayores satisfacciones trajo para los radialistas fue el radioteatro o las radionovelas.

Uno de los radialistas que trabajó en esta área es César Ledo Cáceres, quien luego de terminar sus estudios y de buscar un medio para ganarse la vida se aproximó al trabajo radial. 
La persona que lo acercó a la Radio Cochabamba "La voz del ferroviario" fue la radialista Delfi Nava, pero fueron los operadores y radialistas antiguos quienes lo adiestraron en libretaje, modos de información, propaganda comercial, entre otros. 

"Tuve la dicha que estar activo en una época muy creativa y especial, porque los radialistas debíamos ser múltiples y tener alma de artista" afirma mientras las anécdotas van surgiendo de sus labios... como aquella vez que tenía que afilar las agujas del tocadiscos para seguir con el desarrollo normal de la emisión estando solo en la cabina.

Ledo realizó varios trabajos de radio teatro junto a familias chilenas Farías y Horth. Uno de los trabajos en los que participó era "El Nicho Nro. 13" de Miguel Strogff, pero la más representativa en su trayectoria fue "El derecho de nacer", por su participación como director y por la interpretación del papel principal de la novela, Albertico Limonta. Esta representación radial la realizó junto a la destacada locutora Alicia de Villegas, cuyo nombre artístico era Rosita Marín.

"Esta fue una experiencia única, puesto que la gente esperaba que termine la novela y que salgamos de cabina y es que todos tenían el deseo de conocer a los protagonistas que amenizaban el horario estelar de 9:00 a 9:30 en Radio Cochabamba" señala, y como anécdota asegura que más de una de las damas salió decepcionada pues ellas habían creado una imagen muy diferente de Albertico comparada con la del actor.

César Ledo asegura que otro de sus aportes fue la creación del programa "Buscando Estrellas", que comenzaba en el mes de julio y finalizaba en septiembre.

"Era una programa tan esperado que para la entrega de premios queríamos hacer algo diferente y por eso buscamos un local para hacer la primera "Serenata Cochabambina" en la que participaban, dúos, tríos y grupos; entre ellos grandes personalidades de la música" relata César Ledo.

Constituyéndose como la primera Serenata actividad que se mantiene hasta 1975. Hasta la fecha Ledo aún se mantiene activo en radio María, y su participación en distintos medios radiales.  

LA COMPAÑÍA NOCTURNA

Pocas son las figuras radiales que fueron capaces de mantener su programa al aire por años, como es el caso de Luis Montes de Oca, con 81 años, que actualmente sigue trabajando en la Radio Centro, con su programa "Lucho y la discoteca del oyente", en el horario que ocupaba Raúl Cardona con su programa "Qué tiempos aquellos".

La trayectoria de este radialista nacional se inició, oficialmente, en 1955, a la edad de 25 años en radio "Emisoras Unidas", en La Paz; posteriormente en Radio Bolívar, luego la Splendid y radio Altiplano donde se quedó trabajando por 14 años; luego Nueva América. 

Entre los programas más recordados se encuentran "Almas afines", "Usted necesita amor" y la más recordada "Lucho y la discoteca del oyente".

Para este radialista su apego a este medio de comunicación es cuestión de afecto y entrega, porque a muy temprana edad recibió el consejo de un allegado, que le dijo "el que trabaja en radio tiene que ser artista, porque la gente no mira sino escucha; y eso fue lo que más me gustó del radialismo" asegura Luis Montes de Oca. 

Sus mayores recuerdos los conserva de su periodo de trabajo en la radio Altiplano, la cual transmitía durante las 24 horas. Su horario era a partir de las 10 de la noche hasta la una de la mañana, un periodo en el que recibía mensajes y llamados de los seguidores.

También ayudaba al desarrollo profesional de artistas nacionales como Orlando Rojas quien le enviaba discos promocionales para su difusión nocturna.

Pero no todo era color de rosa, hubo un periodo, especialmente en época de dictadura, en el que vivió un persecución puesto que la prensa siempre era motivo de observación. Este radialista recuerda que durante una par de meses trabajó junto a los agentes del gobierno porque creían que el programa tenía conexiones con la guerrilla. "Curiosamente me hice amigo del agente, porque descubrió que no se tenía contactos con ellos y por el contrario me ayudaba a tomar nota de los pedidos", recuerda Montes de Oca.

Pero uno de los episodios menos gratos y lleno de ingratos recuerdos fue el que vivió como reportero, cuando en 1964, durante el movimiento generado para derrocar a Paz Estenssoro, él y su compañero, Carlos Criales, cargador de la reportera, estaban cubriendo la noticia y de repente se vieron en medio de una ráfaga de ametralladoras y tuvieron que correr en busca de refugio; cuando en medio de la confusión vio caer muerto a su compañero.

Entre los episodios más gratos se encuentra el desarrollo de libretos para programas infantiles o de radio novelas; así como su interpretación. 

Otras de las funciones que desempeñaba era el de locutor comercial, lector de informativos, presentador de espectáculos. Por ello el apellido Montes de Oca desde siempre se vio vinculado con la producción radial. 

Después de dejar la ciudad de La Paz trabajó en esta ciudad en las radios: Cosmos, Nacional, Latina, Cochabamba y actualmente en Radio Centro "Lucho y la discoteca del oyente" en el espacio del Raúl Cardona.

Enviado por Henrik Klemetz, Suecia
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