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La radio en Cuba y sus caminos al andar


Cuba: La radio en Cuba y sus caminos al andar - FUENTE Copyright, Radio Cubana (ICRT)

22 de agosto de 2014 00:00 am | Escrito por Dra Ana Teresa Badía Valdés

Cuba fue uno de los primeros países en América Latina que estrenó radio. La primera que transmitió fue la 2LC de Luis Casas Romero, el 22 de Agosto de 1922. Hoy ese sistema del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) cuenta con 96 emisoras.

Desde aquel inicio, y hasta la década de los años 30, las emisoras privilegiaron una programación basada fundamentalmente en la información y el entretenimiento.

Un paso histórico fue el 24 de febrero de 1958 cuando sale al aire desde la Sierra Maestra, Radio Rebelde, emisora fundada por Ernesto Che Guevara. Con su salida al éter comienza una nueva etapa en la historia de la radiodifusión en la mayor de las Antillas. Desde ese momento se intentó que la señal radiofónica pudiera ser captada en todo el territorio nacional y que contribuyera al desarrollo socio-económico de la nación.

Ahora, la Red Nacional de la Radio en Cuba posee una emisora internacional, 6 nacionales, 19 provinciales, 70 municipales, asimismo existen unos cuantos estudios municipales de radio, distribuidos por todo el territorio nacional.
En la radio…
La aparición de la radio a nivel mundial representó una nueva forma de comunicación que llamó la atención de artistas, escritores y académicos. Es el caso del alemán Bertold Brecht, autor de una de las primeras teorías sobre el medio al cual caracterizó como un espacio de expresión que necesita para su completo desarrollo de la participación del público.

Otro experto como Rudolf Arnhem, teórico y psicólogo del arte, llamó la atención sobre la importancia de la imaginación del oyente en todo el proceso de producción. “En todo caso, la radio no sólo ofrece al radioyente la posibilidad de concentrarse en las palabras y en la música, sino que le permite dejar vagar sus pensamientos todo lo lejos que desee. El sonido no se encuentra unido a un lugar determinado de una imagen: sigue al oyente allá donde vaya, lo cual hace que los programas radiofónicos puedan servir de decorado sonoro a las actividades de la vida cotidiana” (Arnhem, 1980:40).

Y en ella, la radio genera imágenes mentales en el oyente, porque no se limita a espacios, ni pantallas, ni colores ni sonidos.

Es sabido que en el éter conviven de forma permanente las características formales y el relato de los hechos. En esa doble relación involucra tanto a los programas informativos como a los dramáticos.
En ese entramado, al no disponer de una referencia visual directa, la narración radiofónica exige de cuidados especiales que permitan al oyente en todo momento la comprensión fácil e inmediata de lo transmitido. De hecho, la decodificación radiofónica tiene como única referencia sensorial la narración sonora.
Además de la carencia visual, el medio está tremendamente condicionado y limitado por otras dos características: la desaparición fugaz del mensaje y su no retornabilidad.

Tal proceso exige que el oyente recurra a las imágenes auditivas para reconstruir mentalmente las escenas que se detallan a través de lo sonoro. Ello se enriquece gracias a las múltiples posibilidades combinatorias de las diversas fuentes que se utilizan, ya sean de la misma naturaleza (varias voces) o de naturalezas distintas (voz, música o efectos). Y en esa mezcla heterogénea, hay una adquisición doble: por una parte la naturaleza particular de cada fuente favorece la heterogeneidad estética y de contenidos, y, por otra, la alternancia de elementos genera ritmo de forma automática.

Desde ese enfoque el discurso radiofónico puede concebirse como una sucesión ordenada, continua y significativa de elementos sonoros y no sonoros. Ninguno de esos elementos expresivos que constituyen el discurso radiofónico es – aislado- en sí mismo. Al tiempo, el discurso de la radio, está determinado por una serie de mediaciones técnicas y humanas.

En Cuba, radio y desafíos

Desde las certezas anteriores y sabidas limitaciones, hoy la radio en Cuba amplía las potencialidades del sistema comunicativo, imprescindible en el mismo por su aporte al desarrollo cultural de la sociedad.
El discurso radiofónico es un instrumento que hace posible la difusión con mayor rapidez, la comunicación entre públicos masivos y heterogéneos, pero al mismo tiempo permite la creación artística.
Lo que transmite la radio resulta un auténtico elemento de expresión que ha llegado a desarrollar un lenguaje propio que posibilita la comprensión de los mensajes a través de una relación dialógica cada vez más personalizada.

La radio es un medio moderno, mágico, rápido y dinámico. Pero ha de enriquecerse de aquellos profesionales con conocimiento, y con el relato de las inacabables experiencias vividas.
Ya hemos dicho que la audiencia radiofónica es fugaz, transitoria. Tiene sus propias opiniones, inquietudes y preocupaciones que si la radio no las expresa, deja de ser escuchada. Por eso tiene que parecerse más a la gente.

Indudablemente una de sus funciones imprescindibles es la educativa. De ahí que haya que ser exigentes con las producciones musicales que salen al aire y los temas en general. En tal sentido, nunca se debe olvidar nuestra responsabilidad social.

Si algún desafío ha de tener cada uno de los espacios propuestos por la radio cubana ha de ser el de exhortar a la superación individual. Atrás deben quedar la falta de preparación y la improvisación técnica.
También locutores, periodistas y técnicos –y todos- tenemos que ganar cada día más en ética y cultura profesional.

Por otra parte, la radio tiene que convertirse en una herramienta para el desarrollo de nuestras comunidades (1). A través de ella, los individuos han de reconocerse, identificarse y, además, comunicarse.

La base de esto último es la activa participación de la sociedad civil en los procesos de creación noticiosa, información, entretenimiento y material culturalmente relevante. Al actuar como elementos de esas acciones, las estaciones comunitarias han de lograr un mejor anclaje para concebir propuestas educativas, culturales, e incluso, políticas más acabadas.

Las emisoras constituyen para los usuarios polos de identificación, y son interpeladas activamente, en la difusión de propuestas, en la promoción de su participación social, y en la apertura hacia genuinas creaciones atractivas.

La radio en Cuba debe consolidarse como centro de diálogo, de debate colectivo, de experimentación sonora y performática; así como de conformación de identidades, tanto individuales como colectivas, que, en síntesis. son constitutivas de la ciudadanía participativa, democrática y transformadora.

Sobre todas estas bases, nuestra radio tiene que ser cada vez más espacio de encuentros, intercambios, socialización, crecimiento y búsqueda que permita llegar a re/pensar cada proyecto, cada programa para ser leales a la radio cubana de siempre.
Notas
1- La radio comunitaria en Cuba es numerosa, cerca de 70 pequeñas emisoras envían sus señales desde lugares bien recónditos. Por definición, están dirigidas a informar, educar, y recrear a los oyentes de sus múltiples entornos.

Referencias bibliográficas
Arnheim, Rudolf. Estética Radiofónica. Gustavo Gili, Barcelona, 1980.

FUENTE
www.radiocubana.cu/index.php/destacados/149-destacados/5623-la-radio-en-cuba-y-sus-caminos-al-andar

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